11.
6.- Dios, por lo que vemos, tiene atributos infinitos; tiene que ser
sabio, porque de no serlo, no podría regir el Universo de los mundos con
la más normal regularidad; tiene que ser generoso en lo infinito,
porque ha dotado al hombre de facultades a semejanza de las suyas; tiene
que ser la bondad suprema, porque ha podido infundir el amor sublime en
el ser humano; su poder no puede tener límites, porque todo está bajo
Él; y finalmente, tiene que ser la perfección misma, porque creó en
nosotros el deseo de alcanzarla.
11.
7.- Si Dios lo puede todo, y todo cuanto tenemos hasta la existencia
dimana de Él, claro está que recibiendo tanto, tenemos que corresponder
con algo, o sea con los deberes, y estos son: amor, obediencia y respeto
sublimes.
11.
8.- Todos nuestros deberes en la tierra: los individuales, los deberes
para con la familia, los sociales, y los que tenemos para con la patria y
para con los animales y las plantas, son todos deberes para con Dios,
porque como Él es el todo, al cumplir con nuestros deberes por cada uno,
habremos logrado hacerlo con Él; y entonces, la satisfacción sublime
que sentimos de hacer bien por el amor infinito que nos inspira, se
convierte en adoración.
11.
9.- Cuando los hombres reconocen la existencia de un dios, y que con
determinadas prácticas le rinden amor, obediencia, respeto y adoración,
en la forma que él se les ha inspirado, haciendo partícipes de su
agradecimiento a todos los seres de la naturaleza: el hombre, los
animales y las plantas, decimos que son religiosos o que tienen
religión. La religión, nos hace ver al causa de nuestros deberes, y la
influencia de estos basados en el carácter de Dios.
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